Nuestros JÓVENES como LEVADURA en la Familia humana de hoy

Muy queridos jóvenes de todo el mundo salesiano: como Rector Mayor, en nombre de Don Bosco y de toda la Familia Salesiana, deseo haceros llegar nuestro saludo y palabra en la proximidad de su fiesta.

Seguimos deseando que caminemos juntos en el camino de la vida, tal como nos lo habéis pedido cuando estuvisteis en el 28 Capítulo General de los sdb. Allí nos dijisteis:

«Queremos decíroslo fuerte, con todo el corazón. Estar aquí, para nosotros, ha sido un sueño hecho realidad: en este lugar especial que es Valdocco, donde comenzó la misión salesiana, juntos salesianos y jóvenes para la misión salesiana, con nuestra voluntad común de ser santos, juntos. Tenéis nuestros corazones en vuestras manos. Cuidad este vuestro precioso tesoro. Por favor, nunca nos olvidéis y seguid escuchándonos. Turín, 7 de marzo de 2020».

Siempre me ha conmovido, jóvenes queridos, que nos pidáis, que seamos santos, juntos, cuidando también de vosotros, y del precioso tesoro que son vuestros jóvenes corazones que desean ser auténticos, solidarios, fraternos y verdaderos creyentes, mujeres y hombres de profunda fe en el Señor de la Vida.

Queridos jóvenes, es grande la misión que a la que estáis siendo invitados. Los últimos tres Papas ―san Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco― han pensado mucho en vosotros, los jóvenes, y os han propuesto desafíos valientes y de mucha fuerza. Son muy actuales, muy oportunos y me atrevería a decir, muy «salesianos». Se os propone una misión desafiante para ser valientes en el nombre de Jesús, activos en vuestro compromiso social y verdadero fermento en la familia humana.

  • Tenéis por delante el gran desafío de seguir preparándoos para aceptar responsabilidades en favor de la vida, de toda vida humana. El servicio a la cultura de la vida siempre será atractivo y apasionante para vosotros. 
  • Y promover los valores de la familia y el trabajo por eliminar la pobreza que hace que muchas personas vivan al límite, así como la lucha contra el hambre, es algo que no suele dejar indiferentes a los jóvenes.
  • Qué bueno que algunos de vosotros podáis implicaros en todo lo que sea la defensa de los derechos humanos y los derechos de los menores. Y qué decir del gran desafío de la construcción de la Paz. Nunca es suficiente lo que conseguimos en la búsqueda de la paz.
  • Además, sois muy sensibles al buen uso de los recursos de la tierra, al cuidado de la Creación, respetando todo lo que tiene que ver con una adecuada ecología.
  • Y quienes me leéis en todo el mundo, estáis presentes en miles de casas salesianas, viviendo vuestra propia fe. Favoreced el diálogo religioso entre vosotros. El otro, el compañero, el distinto en cultura y religión, es siempre un joven como tú con el que puedes encontrarte, dialogar, e incluso ser amigo.

 

Mis Queridos jóvenes, todos estos desafíos y muchos más están golpeando, está nuestra familia humana en la que queremos ser levadura, sal, luz. 

Estos desafíos piden de vosotros que con vuestra vida, formación, estudios, trabajo y vocación deis un sí en vuestro compromiso para construir un mundo más justo y fraterno. Estos desafíos os ponen en la encrucijada de aceptar o rechazar una vida exigente y apasionante en la que poner todas vuestras fuerzas y energías según el sueño de Dios para cada uno de vosotros, de vosotras.

Y seguramente no se os pide un heroísmo particular, extraordinario, sino solamente -pero esto ya es mucho-, hacer que los propios dones y talentos concedidos por Dios a cada cual puedan dar fruto, empeñados en crecer en la fe, en el amor verdadero, en la fraternidad y en servicio en favor de todos, especialmente los últimos, los más golpeados por la vida, los que menos oportunidades tienen. 

Me parece una preciosa propuesta para cualquier joven cristiano y salesiano que quiera ser hoy discípulo misionero del Señor, y para cualquier joven de otros credos religiosos que estáis presentes en las casas de Don Bosco.

Concluyo dando gracias al Señor por tanta vida bella y plena que existe en muchos de vosotros, mis queridos jóvenes, y que os lleva a pensar en otros muchachos, muchachas y jóvenes como vosotros, pero que están perdidos, desconcertados y muy lejos de aquellos valores que dignifican. Nuestro Dios, el Dios de todos sus hijos e hijas, os necesita para que seáis rostro de Dios y mano amiga de Dios para aquellos que tienen muchas menos oportunidades. Mucho ánimo, mis queridos jóvenes y ¡Feliz fiesta de Don Bosco!

Con verdadero afecto os saluda,

 

En Turín-Valdocco a 31 de enero de 2023

Ángel Fernández Artime, sdb

Rector Mayor